a Gala Borja Baltazar
De la fuente inagotable de la inexistencia ver nacer
a nuestros hijos| despertar de un sueño oscuro apenas entendible| contemplar
cómo se hacen carne y pieza clave de un rompecabezas incompleto
verlos y pedirles| que se equivoquen más de lo que
nosotros lo hemos hecho
y que se mueran todos los días de su vida| que
lancen al aire todas las monedas y no teman y no se lamenten
Ayer enterré a una niña que no nació | ella mató la
muerte como nadie y fue un milagro que perdura
porque no tiene muerte que lidiar ni mucho menos
cualquier otra atrocidad| navega su esencia luminosa por los aires perfumando
las praderas y los montes| ella tiene vida mucho más que cualquier vivo
A nosotros nos queda un camino largo y sin sentido|
nos queda ver nacer a nuestros hijos
pedirles que maten la vida cada día y lo disfruten
porque no tenemos de otra.
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